Cuenta la historia oral y escrita, que hacia fines del siglo XVIII, una esclava llamada Josefa Marmanillo comenzó a sufrir una parálisis en los brazos, enfermedad que posibilitó que fuera liberada de la esclavitud, pero al mismo tiempo al impedirle trabajar la dejaba sin posibilidad de sustento: en tales circunstancias escuchó rumores sobre los milagros que realizaba la imagen del Cristo de Pachacamilla, viajó hasta Lima, y tanta fue su fe y devoción que se recuperó de su enfermedad, y en agradecimiento creó el dulce dedicado al Cristo de Pachacamilla, actualmente llamado Señor de Los Milagros. En la siguiente salida del Señor, Josefa levantó el turrón, ofreciéndoselo.
Al regresar a Cañete, la esclava aseguraba que el Cristo la había mirado sonriendo mientras bendecía la ofrenda. También existe la versión que Josefa llevó una primera vez el turrón a la procesión y se lo ofreció al Cristo de Pachacamilla, curándose al retornar a Cañeta. En cualquier forma, en los años posteriores siempre regresó a Lima para ofrecer su turrón en las procesiones del Cristo morado a los fieles, tradición que continuaron su hija, su nieta, y las generaciones posteriores así sucesivamente hasta nuestros días.
Se bautizo definitivo con el nombre «turrón de Doña Pepa» en recuerdo de su inventora, se produjo recién a inicios del siglo XX.
El tradicionalista peruano Ricardo Palma describe los pregones limeños en sus Tradiciones Peruanas publicadas en 1883, mencionando la venta de anticuchos a las 3 de la tarde.
A las seis de la mañana pasaba la lechera.
A las siete en punto la tisanera y la chichera de terranova.
A las ocho, ni un minuto más, ni un minuto menos, el bizcochero y la vendedora de leche-vinagre, que gritaba: ¡ A la cuajadita!.
A las nueve, hora de Canónigos, la vendedora de Zanguito de ñanjú y choncholíes.
A las diez la tamalera.
A las once pasaban la melonera y la mulata de convento vendiendo Ranfañote, cocada, bocado de Rey, Chancaquitas de cancha y de maní y frejoles colados.
A las doce aparecían el frutero de canasta llena y el proveedor de empanaditas de picadillo.
La una era indefectiblemente señalada por el vendedor de ante con ante, la arrocera y el alfajorero.
A las dos de la tarde, la picaronera, el humitero, y el de la rica causa de Trujillo.
A las tres el melcochero, la turronera y el anticuchero.
A las cuatro gritaban la picantera y el de la piñita de nuez.
A las cinco chillaban el jazminero, el de las karamanducas y el vendedor de flores de trapo que gritaba: "¡ jardín, jardín, muchacha..¿no hueles?"
A las seis canturreaban el raicero y el galletero.
A las siete pregonaban el caramelero, la mazamorrera y la champucera.
A las ocho, el heladero y el barquillero.
Historia de los Anticuchos
En los archivos de la Biblioteca Nacional de Lima (Perú), se cree que el término proviene del quechua antikuchu (anti: Andes y kuchu: ‘corte’) o anti-uchu (uchu: ‘potaje, mezcla’).
Los anticuchos son originarios del Perú, pero con la llegada de los conquistadores españoles llegaron al Perú. En esa época al anticucho se le agregaron ingredientes europeos, como la carne de res (que remplazaría a la de llama u otros utilizados en la época del imperio Inca) y el ajo. Mencionan que de acuerdo a la tradición, los anticuchos se preparaban originalmente con carne de llama y que al llegar los españoles los ensartaron con palitos a modo de brochetas.
Historia de los Picarones
Este plato tiene sus orígenes en los tiempos del Virreinato del Perú. Posiblemente una adaptación de los buñuelos españoles que consumían los conquistadores y la población de esclavos y que resultaban más caros. Durante el Imperio Inca se preparaban como alimentos los camotes y el zapallo, y a inicios de la conquista se combinaron con ingredientes traídos por los españoles como la harina de trigo y surguió este nuevo dulce llamado "picarón". Eran ofrecidos durante la Procesión del Señor de Los Milagros en Lima, donde desde el siglo XVII las pregoneras ofrecían anticuchos, choncholíes y picarones con miel. Esta misma tradición se ha conservado por 300 años y se vive durante el mes de octubre.
El Hábito Morado
La indumentaria clásica del devoto del Señor de los Milagros es el hábito morado con soguilla blanca. Esta era la vestimenta que se usaba en el Beaterio de Las Nazarenas, fundado por Antonia Lucía del Espíritu Santo. Algunas fuentes dicen que el color morado se debe al duelo que la devota guardaba por la muerte de su esposo.
La indumentaria clásica del devoto del Señor de los Milagros es el hábito morado con soguilla blanca. Esta era la vestimenta que se usaba en el Beaterio de Las Nazarenas, fundado por Antonia Lucía del Espíritu Santo. Algunas fuentes dicen que el color morado se debe al duelo que la devota guardaba por la muerte de su esposo.
Feria del Señor de los Milagros
Octubre también es el mes de la principal feria taurina del Perú y una de las más importantes de Sudamérica. En ella, toreros de primera línea de Europa y América compiten por el codiciado Escapulario de Oro del Señor de los Milagros, que se otorga desde 1947. La Feria del Señor de los Milagros se celebra desde hace más de 60 años en la Plaza de Acho, que fuera inaugurada en 1766, iniciándose las corridas el último domingo de octubre.
Uvuvuevuevue onyetwembwemvue uwemubwem ossas
ResponderEliminarSi ossas
Eliminaruveeeeeeevevveveeveeeve oynteteteeheshfghfghgfnhghgfnghrtyhrt5 si osas
ResponderEliminarexplicate
Eliminarsi p*to explicate oc no :">
Eliminar😶
ResponderEliminar:V
ResponderEliminarqueeeeeeeeeee
ResponderEliminarEs muy buena istoria pero no me gusta
ResponderEliminarHistoria*
Eliminarohhhhh
ResponderEliminarsiempre ella a mi da
ResponderEliminargracias :V esto es FALSO oc no :> ozyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy
ResponderEliminarhola
ResponderEliminarhola
ResponderEliminarbm,bgvjkmcg
ResponderEliminarCuales son las costumbres del mes de octubre
ResponderEliminarjjjj amen x<
ResponderEliminarporque hay niños ratas aca en esta pagina que acabo de visitar....perdon era una guarida de ratas
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